Hoy he asistido al primer (y seguramente último) partido de hockey sobre hielo de mi vida. Yo que soy más de Eurovisión, he de decir que me ha parecido un deporte bastante agresivo, donde no paraban de chocarse los unos con los otros y se daban con el palo a la mínima oportunidad que tuvieran. No me he enterado en que consiste el juego, así que solo puedo decir que las porterías eran diminutas y que hacía mucho calor. Y que había un jugador con la cabeza desproporcionadamente pequeña con respecto al cuerpo, como en Bitelchús. Así que mi referencia a la hora de hablar de gente en patines seguirá siendo Xanadú, que es mucho más divertida y no se dan de palos. Y Olivia deja el Olimpo de las musas para irse a vivir con un humano; eso en el hockey no pasa.

Maude Flanders

Lo más entretenido han sido los intermedios. Por ejemplo, la mascota del equipo local (un señor con la cabeza de un águila) se ha puesto a disparar camisetas y perritos calientes indiscriminadamente con una ametralladora. Sí, como en ese capítulo de Los Simpson en el que muere la mujer de Ned Flanders, igual. Y en otro momento se les ha salido la pastilla volando hacia el público (al menos una de las veces que estaba prestando atención). La conclusión que saco es que el hockey es un deporte de alto riesgo, sobre todo para el público.

Luego han organizado una competición de a ver quién grita más fuerte. Esto es algo que nunca falla (cualquiera que haya trabajado de teleoperador podrá corroborarlo). Nos gusta gritar.

Morreo

También han hecho la famosa “Kiss cam”, que es una cámara que enfoca a parejas heterosexuales del público al azar. Los que salgan en la pantalla gigante se tienen que besar, obligatoriamente, ante la atenta mirada de todos los presentes. Puede ser un beso casto, un beso chuik, un beso muak (como en la canción de L-kan) o uno más apasionado, con lengua, como en el nuevo single de Ojete Calor, según.

La “Kiss cam” es algo tan americano como los autobuses amarillos, los dientes exageradamente blancos o ir al centro comercial en chandal o en pijama, una de esas cosas que no permiten discusión. Estás en EEUU, no te cabe duda. Diría que este ha sido el momento más emocionante del partido, de hecho. Bueno, y cuando nos han apuntado con una ametralladora sin avisar ni nada. De vez en cuando también salía un zepelín dando vueltas por el aire animándonos a comer sándwiches de pollo, en plan publicidad subliminal volador. Ha sido una experiencia de lo más extraña, ensordecedora y colorida; no vuelvo.

Y, como cada año, han puesto esculturas de hielo en la calle. Los dejan ahí hasta que se derriten, que puede ocurrir en dos semanas o en dos meses o nunca, depende del frío que haga. Al igual que pasa con los muñecos de nieve, es mejor ir a ver las esculturas durante los primeros días, que luego no sabe uno con lo que se va a encontrar; como Ariel sin cabeza o un muñeco de nieve también sin cabeza.