
Domingos
Los domingos son días a medio gas, tristones, sobre todo por las tardes. Nada que ver con los viernes o con los sábados, tan alegres y desenfadados ellos. Un domingo por la tarde es muy difícil, por no decir imposible, no contar mentalmente las horas que quedan para que llegue el lunes (que está ahí mismo, acechando a la vuelta de la esquina, haciendo tiempo). Podríamos definir los domingos por la tarde como escuchar una canción de Raffaella Carrà con el volumen demasiado bajo. Un despropósito en toda regla. Un sí… pero no.
Pues acabo de publicar mi segundo libro, el cual incluye dieciséis domingos. Se llama Cómo ser feliz un domingo por la tarde, y hay un capítulo que se titula, precisamente, como una canción de Raffaella: Cero tres cero tres cuatro cinco seis.
Esta canción es bastante peculiar, ya que fue bautizada con dos títulos diferentes. A veces Raffaella marcaba el Cero tres cero tres cuatro cinco seis, y otras el Cinco tres cinco tres cuatro cinco seis, según dónde quisiera llamar (en este videoclip se puede apreciar que Raffaella dice 5353456 pero se oye 0303456). Aparte de por motivos más o menos puritanos, esto se debe a que ese número de teléfono existía de verdad en algunos países, y si te llamaba Raffaella muy bien, pero como te llamara cualquier otro, menuda lata.
Hola, Raffaella
Es de sobra conocido que a Raffaella le gustaba llamar a casa de la gente y regalar dinero si respondías ¡Hola, Raffaella! a voz en grito. Pero, inexplicablemente, en esta canción nadie contesta sus llamadas, y mira que ella insiste, pero nada, ver para creer (si es que hay gente para todo). Se nota que esta vez no llamaba para regalar dinero sino para buscar un poco de cariño de manera altruista. Pero no pasa nada, porque Raffaella se vale y se sobra ella sola (bueno, con ayuda de sus inseparables bailarines), y nos dice que también se lo pasa bien en casa ella sola. Seguramente, estemos ante la primera canción analógica de la historia del pop que trataba el muy digital tema de la masturbación femenina. No me extraña que la pobre Raffaella se quejara de tener el dedo enrojecido de tanto marcar dos números diferentes (encima los teléfonos por aquel entonces eran de rueda, nada de apretar botones).
Marcación rápida
El hecho de que la misma canción tuviera dos títulos o incluso dos letras diferentes (una más monjil y la otra más pizpireta) era de lo más normal en la época. Con el mismo temazo podías hacer el amor o enamorarte bien; Raffaella nos cantaba la versión más acorde a cada situación (no se puede ser más simpática ni atenta). Se podría decir que con esta canción tan sutil Raffaella inventó la marcación rápida.
Mi pequeño homenaje a Raffaella aquí.

Estos de la foto son el resto de los capítulos que forman el nuevo libro. Cada pósit es un capítulo y cada color corresponde a la trama de un personaje. Sé que existen programas de escritura que sirven para facilitar la vida a los escritores de bien ayudando a organizar los capítulos de forma más sofisticada y elegante), pero dudo que sean tan coloridos. Además, este sistema te ofrece la posibilidad de estar mirando los pósit por el rabillo del ojo (mientras cenas o ves la televisión) y preguntarte cómo es posible que haya tanto amarillo y tan poco rosa, que la cosa está bastante descompensada, que vaya reparto tan poco equitativo. Y te preocupas un poco.
Luego te pones una canción de Raffaella y se te olvida. O también puedes ver videos de gatos 🙂
BOOKTRAILER #1
Y este es el primer booktrailer de Cómo ser feliz un domingo por la tarde. Ha sido realizado por Roberto Gutiérrez y está protagonizado por un gato apocalíptico que da menos miedo que los espasmos de algunos de los bailarines de Raffaella en sus fantásticas-fantásticas coreografías.