Capítulo 45: Dorita en sitios

Dorita visitando la ciudad amurallada de Ávila

Ávila

Hoy Dorita se sentía viajera. Ni corta ni perezosa, ha cogido el tren y se ha ido a Ávila a pasar el día. Enseguida se ha dado cuenta de que no estaba en su Kansas natal, ya que Ávila huele a chuletón, pero también a croquetas y un poco a churros (en Kansas no tienen ni de lo uno ni de lo otro). Le hubiera encantado protagonizar Santa Teresa de Jesús, pero reconoce que Concha Velasco, que en paz descanse, lo hizo muy bien (una interpretación sorprendentemente contenida para una chica yeyé, todo un reto. Ella no hubiera sido capaz, le da el síndrome del impostor solo de pensarlo). De tanto pasear muralla arriba y muralla abajo, sintiéndose una Targaryen de tomo y lomo, la pequeña Dorita ha acabado exhausta, y se ha zampado una hamburguesa de pollo, supertípico de la gastronomía abulense, en el restaurante del chico que le gusta. Dice que Ávila es muy bonita, sobre todo por la noche, y que le gustaría cambiar ese perro-rata que tiene que cabe en un cesto de mimbre por un dragón en condiciones, como Cher manda.

Dorita visitando La Alhambra en Granada
Otra cuesta más y perezco

Granada

Estos días la pequeña Dorita ha visitado rincones de Córdoba y de Granada. Le ha sorprendido gratamente La Alhambra, aunque ella es más minimalista y le parece que menos es más, que qué lata limpiar todo eso. Nunca había visto tantas macetas juntas ni tantos geranios ni tantas buganvillas ni tantos azulejos ni tantas baldosas diferentes. La pobre ha estado abrumada la mayor parte del tiempo. También ha probado el rebujito por primera vez y se le ha subido un poco a la cabeza; normal, en Kansas no hay de eso ni nada que se le parezca. Ni casetas ni patios ni cuestas ni mezquitas. Allí solo tienen granjas y tornados. Aparte que es una floja. Eso sí, cuando Dorita ha visto a una señora muy flamenca bailando por Coyote Dax se ha sentido como en casa y ya bien.

madre de dragones en Juego de Tronos
Creo que me he dejado el horno encendido

Córdoba

Aquí tenemos a Dorita, Madre de Dragones, en el castillo de Almodóvar del Río. Tal y como indican doscientos millones de letreros, aquí mismo se rodaron algunos capítulos de Juego de Tronos. A Dorita eso no le sorprende demasiado, ya que opina que desde que está en España lo realmente difícil es ir a sitios donde no se haya rodado ninguna escena de Juego de Tronos: va a una playa en el norte y resulta que se ha rodado Juego de Tronos, va a un castillo en el sur y se ha rodado Juego de Tronos, baja al Eroski a comprar plátanos y allí iban a comprar plátanos los de Juego de Tronos. Y así todo. No le extrañaría nada que fuera al dentista y que precisamente allí le hubieran hecho un empaste a uno de Juego de Tronos. Hay que tener en cuenta que Dorita solo vio la primera temporada y ni siquiera entera, ya le vale.

Paseando por el bidegorri entre Azkoitia y Azpeitia
The Hills are Aliveeeeee!!!!!!

Azpeitia

La pequeña Dorita se ha ido a pasar unos días a Euskal Herria. Cada vez que va a Bilbao la encuentra un poco más bonita y moderna que la última vez (y a años luz de bonita y de moderna que cuando iba todos los días de Kansas a Bilbao a estudiar Periodismo). Poca gente sabe que Dorita estudió Periodismo en la Universidad del País Vasco (y total, no le sirvió de gran cosa, ya que ha acabado trabajando de teleoperadora y escribiendo libros de humor por no llorar). Pero Bilbao no tiene la culpa y no le guarda rencor; le parece una ciudad estupenda.
También ha visitado Loyola y Ezcaray, donde todo es muy verde y muy azul. La han picado dos mosquitos. Dorita es antitaurina, pero aplastaría todos los mosquitos del mundo con un zapato de rubíes en la mano y fuego en los ojos. Algo que le ha llamado mucho la atención han sido los gigantes y cabezudos. Dorita opina que en Kansas no hay cabezudos porque no hay nadie que tenga la cabeza más grande y naranja que Trump, sería inviable.

La playa de Zarautz en Guipúzcoa es uno los destinos favoritos de los surfistas
La próxima vez que vea al Mago le pido un novio surfista

Zarautz

Ella es más de campo o de baldosa, según, pero la pequeña Dorita no le hace ascos a una buena playa: con sus chirlas y su marejadilla, sobre todo si está llena de casetas de colores y de surfistas semidesnudos. En Kansas tampoco tienen de eso (para no variar), como mucho leñadores y granjeros, y cuando viene aquí aprovecha. Dorita quiere mucho a su tía Em y a su tío Henry, pero cuando está rodeada de surfistas ni se acuerda de ellos. A saber: surfistas entrando al agua, surfistas saliendo del agua, surfistas encerando sus tablas, surfistas ayudándose los unos a los otros a subir y a bajar las cremalleras, surfistas dándose crema en la espalda al prójimo, surfistas cabalgando unas olas altísimas o surfistas almorzando. A Dorita le chifla la playa.

Póster en la pared del Airbnb de Toledo
No somos nada, Totó

Toledo

Cuando se enteró de que en un secarral toledano habían construido un parque temático para jubilados y fans del Cid Campeador (donde puedes ir a pasar la tarde si te apetece morirte de un golpe de calor) Dorita pensó: ¡Anda! ¡Como en Kansas! Se llama Puy du Fou, y nada más llegar, y para ahorrarse el sueldo de una persona, un espantapájaros nos da la bienvenida. Este detalle a Dorita le ha encantado, ya que siente debilidad por la gente sin cerebro. Después de comer ha asistido a un espectáculo de cetrería, y se ha quedado patidifusa. Ella está superacostumbrada a los monos voladores, pero no a que docenas de águilas y buitres sobrevuelen sus coletas (se ha alegrado de haber dejado a Totó en el Airbnb; se lo hubieran llevado en volandas fijo, seguramente para merendárselo más tarde). En el parque también ha visto caballos, ovejas y otros animalitos del medievo ideales para montar un belén, incluidos el buey y un burro simpatiquísimo. Por mucho que los carteles decían que no se le podía tocar ni darle de comer al burrito, había un montón de niños tocándole y dándole de comer todo el rato. A Dorita no le gustan nada los niños, ya que arrastra más de un trauma desde que descubrió que los Munchkins eran adultos bajitos con inquietudes de adulto bajito.

Mis nuevas zapatillas rojas de Levis

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