
¡Halloween otra vez!
Un año más, me dispongo a informar sobre la cosecha de calabazas en el barrio. Me ha sorprendido ver que muchas casas todavía no habían puesto las suyas, mientras que las calabazas de otros hogares ya estaban medio podridas, así que me entra la duda de si habré ido demasiado pronto o demasiado tarde. Esto es lo que ha dado de sí La caza de la calabaza 2021 (primera parte).

He de decir que realizar la mayoría de estas fotos implica cometer un pequeño allanamiento de morada. Suelen estar colocadas en los porches de las casas o en las escaleras, por lo que es necesario penetrar en jardines o parcelas privadas de los diferentes hogares con el fin de acercarnos lo máximo posible a la calabaza o calavera en cuestión. Bien es cierto que podría hacer un zoom desde la calle, que es de todos, pero (que me perdone Valerio Lazarov) no soy muy amigo del zoom. Prefiero mil veces allanar moradas aun a riesgo de que me salga el señor o señora de la casa con pantuflas en los pies, una escopeta de cazar ciervos en las manos y una ceja levantada. La caza de la calabaza es lo más parecido que hay a El juego del calamar, y encima no gano nada, solo reconocimiento. Pero donde esté el dinero que se quite todo lo demás.

Tips hortofrutícolas
Si no te apetece tallar una calabaza o eres un inútil total con las manualidades, siempre puedes colgar unas sábanas de un árbol y decir que son fantasmas. Y de paso aprovechas para hacer la colada y que se seque al viento, que es como mejor se secan las sábanas. Me estoy acordando de una vez que el viento se llevó mi edredón, pero no tiene nada que ver con Halloween; sucedió un día normal y corriente en el Barrio del Pilar, en otra vida. Nunca es una buena idea irse a dormir sin recoger la colada en una noche de vientos huracanados.
Para poder colgar cosas de un árbol no solo necesitas tener una casa con jardín, sino también un árbol propio, y eso ya es más complicado. Personalmente, veo más factible ir al supermercado a comprar una calabaza y hacerle los ojos y la boca con un cuchillito, que requiere bastante menos inversión.

Aquí los food trucks están de moda, cosa que no entiendo porque eso de que te preparen la comida dentro de una furgoneta no parece muy higiénico. Y son carísimos, además. Pero este es bonito, por lo menos por fuera. Y no da mal rollo como el camión de los helados o un food truck normal. O las ardillas.
¡Ardillas!
Las ardillas parecen medio majas hasta que te persigue una. En la escala de animales que he aprendido a odiar en los EEUU los mosquitos ocupan el primer lugar, seguidos de las gaviotas y, puede que las ardillas. Son diabólicas. En realidad tampoco me caen tan mal, pero a veces no respetan la distancia de seguridad.

A Mari Trini se le cayó una estrella en el jardín y a estos una guillotina. En estos cinco años (y sus respectivos Halloweens) he visto de todo, pero es la primera vez que me encuentro con una guillotina plantada en un jardín. Y no una de juguete, sino una guillotina de tamaño real, con un agujero donde cabe perfectamente una cabeza, como la que usaban Maria Antonieta y Miércoles Addams, entre otras celebridades. Me pregunto si lo tendrán ahí todo el año. Desde luego, como método disuasorio lo veo más eficaz que el típico cartel anticacos de Prosegur que nadie se cree. ¡Cualquiera se acerca a una casa con una guillotina delante de la ventana! Bueno, yo me acerque un poco para hacer la foto, pero porque paso de hacer zoom.

Mientras elijo las calabazas más bonitas para la segunda parte, dejo la cosecha del año pasado aquí y aquí.
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Continuará…